Las mejores prácticas culturales de la Región Centro de Portugal
Por segundo año consecutivo organizamos un viaje a Portugal para la comunidad del Curso de Experto en Gestión Cultural de la USC, de la que forman parte tanto alumnado como docentes y colegas de profesión, para conocer las mejores prácticas del país hermano. Si en 2016 visitamos Guimarães, São João da Madeira y Porto, en este 2017 decidimos bajar un poquito más al sur. Nuestra primera idea are acercarnosa Tondela para profundizar en la mocionante experiencia de la ACERT/Trigo Limpo. Pero resulta que, casualidades da vida, en el fin de semana previsto para el viaje (26 a 28 de mayo) se celebraba en Santa Maria da Feira el Imaginarius, el mayor festival de teatro de calle de Portugal, que dirige nuestro admirado Bruno Costa. No podíamos perder la oportunidad. A eso se lo sumó una oportuna conversación con el dramaturgo y agitador Carlos Santiago, quien nos abrió los ojos sobre varias y muy interesantes iniciativas culturales en Viseu. Y con estos tres elementos tejios el programa de un fin de semana inolvidable.
Llegamos a Santa Maria da Feira el viernes, sobre las 20:30 horas. El hermoso pueblo medieval, presidido por un castillo estaba engalanado con numerosos espacios escénicos y recreativos, puestos de comida, venta de artesanía, y en general todo aquello que asociamos con un festival. Lo que faltaba, para nuestra extrañeza, era la gente. Unos momentos después nos dimos cuenta de que habíamos llegado justo en el horario de la cena. Poco después las calles, plazas y explanadas estarían repletas.
Deambulando entre los diferentes espectáculos nos quedamos asombrados con una pieza de danza vertical, con los trucos de un mago de trapo, con danza contemporánea de extrema exigencia física y con un escenario volante, en el que los actores y actrices danzaban colgados de una grúa gigante mientras se multiplicaban los efectos visuales. Y todo eso bajo la atenta mirada, a unos metros de altura, de un dron que presumiblemente grababa las escenas. Desde luego Imaginarius no defraudó nuestras expectativas.
A la mañana siguiente, el director del festival, Bruno Costa, junto con Gil Ferreira, concejal de cultura de Santa Maria da Feira, reservaron 90 minutos de su asfixiante agenda para ofrecernos una explicación sobre la génesis, evolución, valores e claves de funcionamento de Imaginarius, así como del modelo de política cultural del municipio. Comenzó la exposición Gil Ferreira poniéndonos en contexto. Santa Maria da Feira es un ayuntamiento de 140.000 habitantes (la capital tiene 18.000) que sustenta su economía en la industria transformadora del corcho (para botellas de vino y otros usos), en la fabricación de calzado y en la elaboración de papel. Esa estructura económica de base industrial se encuadra en una territorio con hondas raíces medievales, el de las “Tierras de Santa Maria”. A partir de ambos elementos surgen los dos grandes eventos culturales de la villa, Imaginarius y la “Viagem Medieval das Terras de Santa Maria”.
La propuesta cultural de la Cámara Municipal proviene de dos décadas traás, como herramienta para facilitar una lectura del lugar para diferentes públicos. La inversión anual en cultura del Ayuntamiento es de 4 millones de euros, y está guiado por cuatro grandes objetivos: el fomento de una cultura accesible e inclusiva, la preservación y puesta en valor del patrimonio cultural, el estímulo a la economía creativa y a la innovación y el impulso al diálogo intercultural. Pero quizás el factor diferencial de su política cultural sea la apuesta por la mediación y la participación, implicando a su sólido tejido asociativo (más de 400 asociaciones) en cualquier punto donde se localice, hasta en la parroquia más lejana. Otro elemento singular es la labor de internacionalización, canalizada a través de proyectos como o Circostrada (integrado en Imaginarius), el vínculo con Europeana (la biblioteca digital europea) o la Red de Castros del Noroeste da Península. Así mismo, destaca su trabajo formativo, de capacitación de los agentes culturales creativos.
Cuando le preguntamos por las claves de esta apusta cultural de 20 años, Gil Ferreira nos indicó algo muy parecido a lo avanzado por José Bastos (concejal de cultura de Guimarães) un año atrás: la continuidade del equipo de gobierno. Santa Maria da Feira está gobernada desde los inicios de la democracia por el PSD (centro – derecha), al igual que Guimarães lo está polo PS (centro – izquierda). Otro de los temas que tocamos fue la lacra de la gratuidad en la oferta cultural, práctica al parecer tan extendida en Portugal como en Galicia, pero que poco a poco se está desterrando.
Terminó la conferencia el concejal y quedamos impresionados con el grado de reflexión, profesionalidad y planificación de la política cultural municipal.
Acto seguido, Bruno Costa dse detuvo en algunos aspectos de laa evolución reciente del festival, para complementar lo expuesto por Gil Ferreira. A su juicio, el éxito del festival viene determinado por los cimientos puestos en 2001, año de su creación. En aquel momento las compañías internacionales que actuaban en el festival eran invitadas a ofrecer pequeños talleres a la juventud local, lo que derivó en el nacimiento de nuevas compañías en la comarca, logrando así que se generase comunidad en torno a las artes de calle y al circo contemporáneo. Esa comunidad no dejó de crecer durante todos estes años, afianzando una base social sólida.
Bruno Costa es el codirector del festival desde hace cuatro años. En ese período se impulsaron diversas ramificaciones, como Mais Imaginarius, la sección infantil, la Circostrada Network o el seminario internacional Fresh Street, de tal forma que hoy por hoy Imaginarius es más bien un festival de festivales. Mais Imaginariuses una convocatoria a creadores emergentes dotada con un premio. En 2017 concurrieron 190 candidaturas de 38 países. Con la sección infantil se procuró fomentar la educación no formal de los niños y niñas mediante talleres de corta duración. En 2016 un grupo de niños de diez anos ayudaron a diseñar la escenografía de una compañía estranjera. Es el tipo de conexiones (en este caso entre niños y adultos) que se buscan. Pero la formación no se limita a los más jóvenes, sino que es una de las banderas del festival y alcanza a públicos, agentes culturales locales y a los propios artistas.
Quien quiera ampliar información del festival, más allá de visitar su web, puede leer la crónica del viaje del Curso en 2016.
La siguiente parada de nuestra excursión fue Tondela, donde pudimos conversar con Miguel Torres, responsable de proyecto de la ACERT (Associação Cultural e Recreativa de Tondela) y Pompeu José, director artístico de la compañía de teatro Trigo Limpo, colectivo matriz del proyecto de la ACERT. Los dos fueron excelentes anfitrioness, organizándonos la comida en la sede de la ACERT, ofreciéndonos una visita guiada por sus instalaciones, mostrándonos uno de sus ingenios gigantes (el grande Polegar), regalándonos materiales que editaron en los últimos años (libros, discos) y abriéndose a un coloquio para responder a nuestras dudas o ahondar en aquello que más había despertado nuestra curiosidad.
El proyecto de la ACERT/Trigo Limpo nació hace 40 años, poco después de la Revolución de los Claveles, cuando un grupo de jóvenes vinculados a las artes escénicas y con inquietudes sociales y políticas decidieron crear un instrumento que pusiese la cultura al servicio de la calidad de vida de las personas, desde la convición de que “no hay desarrollo sin cultura”. Por entonces Tondela era un municipio sin industria, con apenas una escuela primaria y ninguna oferta cultural. La ACERT vino a cubrir esa carencia y hoy cuenta con 3.800 socios, para un total de 28.000 habitantes en Tondela. Su sede actual, la tercera en su historia, fue una cesión de la Cámara Municipal y cuenta con tres auditorios, uno de ellos al aire libre, una sala de exposición, un estudio de grabación, una sala de ensayo, una sala – museo de almacenamiento del vestuario empleado en sus obras, un bar con programación regular, un restaurante y una tienda. Las obras de rehabilitación y acondicionamento de este antigo colegio corrieron por cuenta de la propia ACERT. Diecisiete persoas trabajan a tiempo completo en la asociación, disponiendo de un presupuesto aproximado de un millón de euros, del que la mitad procede de ayudas públicas y la otra mitad de fondos propios, generados por la explotación de su actividad.
El activismo da ACERT/Trigo Limpo durante estas cuatro décadas, en íntima colaboración con el tejido cultural y comunitario de la comarca, asociados con Universidades y otros agentes cultuales del país, y en permanente cooperación e intercambio con otras entidades foráneas, lo han convertido en un referente indiscutible en la península ibérica y fuera de ella. Pouos proyectos han contribuído más al desarrollo social del territorio desde el teatro y las artes escénicas. Y es que, para sus promotores, esta apuesta no fue tanto una vía de acceso a un empleo remunerado como un proyecto de vida.
Quizás el momento más crítico de su existencia fue cuando se produjo el debate interno sobre su profesionalización. El debate fue zanjado positivamente, a cambio de redoblar su vocación comunitaria. A día de hoy señalan ciertas dificultades para conseguir relevo generacional. Con mucha probabilidad ese será uno de sus próximos desafíos. En el lado contrario, entre los hitos que adornan su trayectoria, están las obras de teatro que prepararon expresamente para las exposiciones universales de Lisboa (1998), Hannover (2000) o Zaragoza (2008), en representación de Portugal. Su labor como embajadores culturales en Brasil, con el programa “cumpliCIDADES”.
Entre nosotros es bien conocido el vínculo afectivo y artístico que unió de siempre a la ACERT con la compañía gallega Chévere, y ahora también con la compañía Voadora. Quizás lo que no sea tan conocido es que fue en Tondela donde se gestó la mítica banda de rock Psicofónica de Conxo, o que su cantante, Carlos Santiago, fue autor de los textos de cuatro obras de Trigo Limpo, o que su guitarra, Fran Pérez “Narf” pasó innumerables jornadas encerrado en su estudio de grabación componiendo piezas musicales para teatro y temas propios. Así mismo Narf fue responsable musical de 2000 a 2015 de la “Queima do Judas”, que se celebra en Tondela todos los años en Sábado Santo.
El encuentro con la ACERT/Trigo Limpo concluyó con una magnífica frase de Miguel Torres que resume en buena medida el espírito desde colectivo: “no queremos trabajar en red, queremos trabajar los unos con los otros”.
A media tarde salimos para Viseu, donde nos esperaba una mesa redonda con cinco de las iniciativas culturaless más destacadas de la ciudad y su entorno. Celebramos el acto en el local “Venha a Nós a Boa Morte”, del festival Jardins Efémeros, quien también nos dispensó una estupenda acogida. Cada entidad o proyecto disponñia de diez minutos para explicar su experiencia o trayectoria, para a continuación abrir un coloquio a toda la sala. Las iniciativas seleccionadas fueron el Cine Clube de Viseu (Rodrigo Francisco), la Associação Cultural Zunzum (Daniela Fernandes e Paulo Carrilho), la sala Carmo 81 (Nuno Leocádio), el proxecto teatral del NACO -Núcleo de Acción Cultural de Oliveirinha- (José Figueiredo) y el festival de arte contemporánea Jardins Efémeros (Sandra Oliveira).
El Cine Clube de Viseu es una entidad veterana, nacida en 1955, que se dedica a la divulgación del arte cinematográfico y del cine portugués. Entre sus actividades combinan la exhibición de filmes, las publicaciones especializadas y la educación, en la que incluyen una línea formativa para el profesorado. Desde principios de los años 70 dispone de una programación ininterrumpida, empleando para eso diferentes auditorios y espazos públicos de la ciudad. En 1997 fue declarada de interés público. Ha colaborado intensamente con la ACERT en la realización de programaciones artísticas supramunicipales, como en el proyecto “Comum – Rede Cultural”. Una de sus misiones principales es la creación de públicos, en particular entre los más jóvenes.
La Associação Cultural Zunzum nació en 2007 de la mano de la compañía de teatro Onomatopeia. Carece de sede física y apuesta por la itinerancia y descentralización de sus propuestas. Parten de una fuerte visión social que ls lleva a crear espectáculos en cada localidad a partir de las vivencias de la población. También trabajan en la sensibilización de públicos y en la formación en capacidades blandas (soft skills) como la creatividad y las competencias sociales, en escuelas y empresas. Buena parte de su funcionamento es autogestionado y cada uno de sus miembros desempeña múltiples funciones. Entre otras actividades, organizan el festival Outono Quente. Fueron merecedores de diversos premios en teatro joven y resultaron finalistas del CINet – Creative Industries network 2015. Su filosofía se puede sintetizar con la frase “la cultura como salud pública”.
Carmo 81 es un espacio multifuncional situado en el casco histórico de Viseu que combina sala para cine y concertos, galería de arte, laboratorio de fotografía, tienda de objetos de segunda mano y bar. Nació en 2015, a partir del trabajo de la cooperativa cultural Acrítica. Parten do concepto de cultura urbana, con especial atención al panorama del pop rock y la música indie. Para poder desempeñar su labor rehabilitaron un local abandonado, al que bautizaron con el nombre exacto de la calle y el número en el que se ubicaba para procurar la identificación de los vecinos. Entre sus principios está el fomento de una economía justa y distributiva.
Por su parte, NACO da Oliveirinha es una iniciativa nacida hace hai 14 anos en Carregal do Sal (300 habitantes), a 35 km. de Viseu. Integra a tres compañías de teatro: la adulta “Mãos à obra” y las infantiles “Naquitos”ye “Nacos da gente”. Así mismo, disponen de un laboratorio de música que acoge a 35 alumnos/as. Organizan dos festivales de teatro, “Depois da nove”, de teatro amador, y “Palco para dois ou menos”, especializado en los pequeños formatos y que ya va por su undécima edición. Para mejorar la prestación de sus actividades acaban de construír una sala polivalente y de contratar a un trabajador a tiempo completo.
Jardins Efémeros es un festival de arte contemporáneo de gran formato que se celebra durante la primera quincena de julioo por todo el casco histórico de Viseu, aunque con intervenciones en barrios periféricos. Su propuesta es transdisciplinar, alcanzando las artes visuales, el sonido, la arquitectura, el cine, el teatro y la danza. El festival también acoge diversos mercados y una sección infantil. Desde sus inicios, hace 7 años, supuso un refrescante acicate para la cultura de la ciudad y un elemento dinamizador a partir del cual surgieron otras iniciativas culturales autónomas. Durante el festival se realizan cerca de 300 actividades a las que asisten más de 100.000 visitantes. El concepto del festival es netamente experimental, otorgando mayor importancia a los procesos que a los resultados. Para el diseño y ejecución del programa cuentan con la colaboración de Universidades (Belfast, Barcelona…) y de otros socios locales.
Una vez terminada la rueda de presentación de experiencias, iniciamos un coloquio en el afloraron temas comunes, como la relación con las administraciones públicas, el impacto de la crisis económica, la necesidad de la diversificación de ingresos o el grado de colaboración entre los agentes locales y los beneficios que se derivarían de incrementarlo. También hubo quien saludó la organización de este sencillo acto como una novedad en el panorama cultural de Viseu. No es infrecuente que iniciativas locales desconozcan el trabajo de sus vecinos, dado que las contadas energías de las que disponemos deben ser destinadas en exclusiva a nuestros propios proyectos. En ese sentido, una persoa entre el público afirmó que “esto fue histórico para la cultura en Viseu”. Si además de ser útil e instrutivo para nosotros resulta fructífero para nuestros anfitriones, entonces doblemente felices.
Con el fin de la mesa redonda llegó la noche y prolongamos este sábado de inmersión y convivencia con una cena de confraternización y una incursión aen Carmo 81.
Ya el domingo regresamos a Galicia, con una parada técnica para comer y pasear en Ponte de Lima. El lógico cansancio físico estuvo acompañado por el intento de procesar tanta información recibida y la satisfacción de haber vivido algo muy especial. Quién sabe si, de aquí a un tiempo, este viaje será el detonante de futuras colaboraciones. De nuevas amistades ya lo fue.
Marcos Lorenzo
Puedes visitar el álbum completo del viaje aquí.